Un problema

31 03 2009

Hablo por mi pero creo que más de uno pensará lo que yo, si, como todo mortal le temo a la muerte, pero más que a la mía misma, a la de los seres que quiero; recuerdo que antes de fallecer mi madre quien en unas cuantas horas cumple dos años de habernos dejado, tenia la horrible inquietud de ese momento, no quería que llegara jamás y procuraba no pensar en el asunto, en esos días era la persona más importante de mi vida y sabía que llegado el momento sería muy doloroso, y lo fue; sin embargo ahora es un poco peor, o mejor dicho, tres veces peor, tengo una esposa y dos hijos y no quisiera pasar por la experiencia, sólo lo siento por ellos cuando me vaya antes, así lo espero…

Pienso en esto porque en unas horas serán dos años sin mi madre, por lo regular no pienso en esto, y si pienso en ella cuando estaba con nosotros, conmigo, si acaso recuerdo cuando mi esposa me dijo que la viera después de su último momento, en su ataúd, decía que se veía en paz, no quise, porque no la quería recordar así, sin vida, quería tener sólo recuerdos de ella estando viva, tengo si acaso el recuerdo de su último apretón de manos unos días antes cuando la vi, el recuerdo de sus ojos mirándome, el de su beso en mi mejilla al despedirnos, pero pienso más en el resto de vivencias que compartimos, en los buenos momentos, no tanto como un recuerdo, sino como un pensamiento permanente que me recuerda lo importante que es disfrutar mi vida con mis seres queridos…

Sólo por hoy pienso en eso de perder a quienes se ama, que la muerte, esa si es un problema, uno que no tiene solución, lo demás… todo tiene solución.





La misma vida pero con infinitas variables

24 03 2009

dsc_5849-small

Mucho se dice sobre lo que es la vida después de la muerte, comúnmente se piensa que al morir vamos un cielo si fuimos buenos o a un infierno si fuimos malos, o entre tanto permanecer en un purgatorio; también existe la creencia de la reencarnación, volver a nacer en una vida nueva de tal forma que se pudiese recorrer el tiempo desde hace cientos de años a través de varías existencias hasta alcanzar un nivel superior o como lo explicaba Gautama Buda «Una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo. No hay ni un levantarse, ni un fenecer, ni muerte, ni causa, ni efecto, ni cambio, ni detenimiento»…

Mientras tanto vamos viviendo nuestra vida sin tener la certeza de lo que nos espera en el más allá, y continuamos existiendo considerándonos dueños de nuestro propio destino, elegimos lo que creemos mejor para nosotros. La realidad es que los actos de los demás tienen influencia sobre nuestras vidas, causa y efecto, casualidad, causalidad, efecto mariposa; cuantas cosas dejamos de hacer por haber seleccionado una opción en nuestra vida, el famoso «que hubiera pasado si…» o el irrefutable «el hubiera no existe», si hace 10 años hubiéramos tomado otra decisión seguramente nuestra vida sería muy diferente.

Por eso es que aquellas cuestiones de viajar en el tiempo siempre nos han interesado tanto, más que como una fantasía de mayores, como una oportunidad de corregir los errores que hemos cometido a lo largo de nuestra vida…

¿Qué pasaría si estas tres cuestiones, lo que hay después de la muerte, las variantes del destino y la posibilidad de viajar de un tiempo a otro se complementarán…?

Si al encontrarnos con la muerte en lugar de ir a un lugar cerca de dios o tal vez completamente lejano, pudiéramos transmigrar hacia el mismo instante en que nacimos, reencarnar en el mismo ser que fuimos y renacer en la misma vida que recién se extinguió con nuestro último suspiro, tendríamos la oportunidad de explorar una variante distinta en cada vida, todo mundo dice: «si tuviera la oportunidad de vivir otra vez mi vida, lo haría todo igual», pero si fuera posible haríamos cosas distintas, incluso sin estar por completo conscientes de lo que estaríamos haciendo diferente, las cosas que suceden en la vida no suceden porque nosotros como dueños de nuestro destino así lo hayamos decidido del todo, además de la influencia del resto de los mortales en nuestras vidas también influye nuestra actitud, sin decir una palabra, sin mover un sólo dedo, nuestra actitud define uno u otro resultado en nuestro destino, sería imposible vivir una vida exactamente igual a otra, siempre habría variantes como en los universos paralelos, nosotros tenemos la capacidad no sólo de cambiar nuestras vidas, sino también la de los demás, y por supuesto los demás también tienen el mismo efecto, con algo tan simple como una palabra o una actitud.

Sería maravilloso poder vivir la vida de muchas formas, en combinaciones sin fin, morir y nacer siendo la misma persona, pero si tuviésemos el conocimiento de que se puede empezar de cero, seguro aumentaría el promedio de suicidios en este mundo y no estaríamos pendientes intentado evitar el acto de morir, sin embargo resulta interesante la idea de modificar pequeñas cosas que al final nos traerían grandes cambios: «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo», podría poner ejemplos, pero estos, se los imagina cada quien aplicándolos a su propia vida, no conocer a ciertas personas, tener un acercamiento a alguien con quien la relación no creció por falta de decisión nuestra, etc.

Se podría ser feliz un número infinito de veces y de muchas formas distintas, tomando la decisión que se tomé, siendo afectados por las decisiones de los demás, volviendo a repetir lo ya vivido con algún ligero cambio, similar al Déjà vu que todos hemos experimentado, quizás ese seria un indicio de que ya hemos vivido esta vida, uno nunca sabe, todo es posible.

Y aunque sería la misma vida, cada una, todas, serían una vida completamente diferentes.