13 Historias del Ficcionario

17 10 2008

Toda historía que haya sido contada es suceptible de transitar entre la realidad y la fantasia, ahí es donde la verdad se transforma en mito o en leyenda. A continuación trece ejemplos de historias que son un enigma.

Todo es ficción hasta que se pruebe lo contrario.

 

  • Samuel Leffers se despertó una mañana, en el verano de 1806, con un desacostumbrado entumecimiento de su costado izquierdo. Al principio no se alarmó, dando por supuesto que había permanecido tumbado durante mucho tiempo sobre el mismo lado. Sin embargo, pronto se percató de que también tenía dificultades para hablar y que no podía cerrar el ojo izquierdo. Aunque su estado mejoró algo, la dolencia pareció centrarse en su ojo, que se le quedó abierto de modo permanente.Avanzado el verano, según un comunicado al American Journal of Science, Leffers fue afectado por la desgracia, o por lo menos así lo creyó, cuando fue alcanzado por un rayo, que le dejó inconsciente. Sin embargo, cuando volvió en sí, también había recuperado el movimiento de sus miembros. Al día siguiente, notó que su visión había mejorado y que ya podía mover el párpado. Sólo le quedó una secuela: la descarga eléctrica le dañó el sentido del oído.

 

  • La «Plantación Haw Branch» había sido en un tiempo una finca magnífica, con jardines, cuidados céspedes, fosos sin agua y majestuosas chimeneas que llenaban de gracia la casa solariega de preguerras, Pero, en 1964, tras cincuenta años de abandono, la propiedad había ya caído en un estado de grave incuria. Cuando Gibson McConnaughey heredó «New Branch», ella y su marido Carey se pusieron de inmediato a restaurar la finca a su antiguo esplendor.Sin embargo, muy pronto los McConnaughey comenzaron a escuchar ruidos extraños por toda la casa. A veces el aire traía el aroma de naranjas o de rosas, aunque allí no había ni aquella fruta ni aquellas flores. En una ocasión, además, el marido y la mujer vieron a alguien que llevaba una lámpara mientras salía del granero y se aproximaba a la casa; pero, al acercarse más, sólo pudieron ver la lámpara de queroseno agitándose en el aire.Tres meses después de haberse mudado a «Haw Branch», el matrimonio y sus hijos fueron despertados en la mitad de la noche por una mujer que gritaba en el desván. Aterrados, aguardaron hasta que se hiciese de día para investigar, pero no encontraron nada a lo que pudiera atribuirse aquel ruido. Los gritos continuaron presentándose a intervalos de seis meses, pero no fue hasta el verano de 1967 cuando Gibson fue testigo de una imagen conectada con la voz.

    -Ella no era transparente, sino sólo una silueta blanca- recordó Gibson.

    Aunque fue incapaz de discernir los rastros faciales, Gibson se percató de que la aparición llevaba un vestido que le llegaba al suelo, propio de una época pasada. Permaneciendo sólo un momento delante de Gibson, la mujer miró silenciosa a la distancia mientras, de modo repetido, desaparecía y luego reaparecía de nuevo.

    En 1969, la familia se había ya acostumbrado a la mujer y a sus fantasmales compañeros. No obstante, la visita semestral de la voz de la mujer comenzó a presentarse con más frecuencia después de la llegada de una reliquia de la familia. El primo mayor de Gibson mandó a los McConnaughey el retrato de una parienta muerta hacía mucho tiempo y llamada Florence Wright. A partir de la descripción recibida, la familia esperaba un retrato en vívidos colores al pastel que representase a Florece en sus años de mocita, poco antes de su repentina muerte. Sin embargo, cuando llegó, los McConnaughey quedaron sorprendidos al observar que la pintura recurría a unos colores de un gris oscuro, castaños y a unos blancos sucios. Incluso así, procedieron a colgarlo encima de la chimenea de la biblioteca.

    Luego, en febrero de 1970, el retrato comenzó una transformación. El pelo, negro como azabache, pareció de un tono más claro. En la base del cuadro, una rosa comenzó a transformarse en rosada a partir de su tosco gris. y la piel de Florence empezó a adoptar un matiz muy parecido al natural. En realidad, cada detalle era ahora inexplicablemente brillante y más colorido. A medida que prosiguió el proceso, la imagen de Florence Wright pronto representó a una belleza de ojos azules y pelo rojizo, sentada en una silla de un verde brillante.

    Según un psíquico que más tarde examinó el retrato, el espíritu de Florence había quedado encerrado en la pintura en el momento de su muerte. Por lo tanto, tenía el poder de extraer de aquella obra de arte todos sus colores hasta que ella fuese feliz en su nueva localización. Las voces escuchadas en «Haw Branch» eran espíritus amigos que se habían congregado para ayudar a la mujer a recuperar sus perdidos colores. Evidentemente, según opinaba el psíquico, «Haw Branch» con su brillante atmósfera espiritual, llegó a convertirse en un hogar satisfactorio para Florence Wright.

 

  • El actor James Dean murió en 1955 en un trágico accidente automovilístico cuando su coche deportivo, un Porsche spider, se salió de la carretera y se estrelló.Después, cuando los restos del coche fueron llevados a un garaje, el motor se desprendió y cayó sobre un mecánico, rompiéndole ambas piernas.El motor fue comprado luego por un médico, que lo colocó en un coche de carreras, y murió poco después. En la misma carrera pereció otro conductor que había instalado la palanca de cambios del coche de Dean.

    El automóvil del actor fue reconstruido… y el garaje se incendió. Fue exhibido en Sacramento y cayó del pedestal, rompiendo la cadera a un adolescente. Más tarde, en Oregon, el camión que transportaba el coche patinó y se estrelló contra la fachada de una tienda. Finalmente, en 1959, se partió en 11 pedazos mientras estaba apoyado en una sólida base de acero.

 

  • A principio de los años sesenta, un excéntrico urbanizador de terrenos, llamado Waldo Sexton, decidió que su ciudad natal, Vero Beach, en Florida, era demasiado llana. Lo que necesitaba era una montaña. por lo tanto, construyó una. A los lados de la colina de 15 metros de altura, Sexton talló unos escalones que llevaban a dos solitarias sillas de jardín colocadas en la cumbre. Más tarde, Sexton donó su montaña a la ciudad para disfrute de todos.Cuando la montaña se allanó, en 1972, cinco años después de la muerte de Sexton, se construyó en su lugar un restaurante. Pero desde el mismo momento de su apertura, el restaurante se vio acometido por extraños acontecimientos. Los vasos se rompían y los objetos se caían desde las paredes sin una causa aparente. Una noche, después de que la propietaria, Loli Heuser, hubiera cerrado su establecimiento, y tuvo una visión de una estatua de bronce del mismo Waldo Sexton, creyó comprender qué estaba afectando al restaurante. Waldo, perturbado por el ataque y desaparición de su montaña, estaba llevando acabo su fastidiosa venganza.¿Cuál fue la solución de Heuser ante aquel problema?. Confiando en apaciguar al difunto urbanizador, planea al azar una estatua de Waldo Sexton y una réplica en miniatura de su montaña en las instalaciones del restaurante.

 

  • Aunque existen quienes dudan de la veracidad de los sueños proféticos, muchas personas han previsto el futuro durante su sueño. Por ejemplo, el escritor Rudyard Kipling informó acerca de un sueño en que se encontraba en un acto oficial. Su visión de una ceremonia no identificable quedaba obstruida por la barriga de un hombre obeso que se encontraba delante de él. Y, al final del sueño, se le aproximó un desconocido y pidió mantener una charla con Kipling. Seis semanas después, Kipling, se hallaba en un acto que pronto identifico como aquel a que había asistido en el sueño. En realidad, todo el acontecimiento era exactamente el mismo tal y como lo había visto, incluyendo los detalles del hombre gordo y el desconocido.Existen innumerables personas corrientes que también han compartido en sus sueños una visión de futuro. El niño de cuatro años, Robert Beresford, de Buckinghamshire, Inglaterra, no puede decirse que estuviese particularmente preocupado acerca de la Primera Guerra Mundial, en octubre de 1918. Pero el día 18 de ese mes, mientras hacía su siesta de la tarde, empezó a musitar en su sueño:-Pobre señora Timms- le oyeron decir los padres de Robert-. ¿No se lo contará a nadie?

    Mientras el niño seguía durmiendo, le preguntaron que había que contarle a la señora Timms.

    -Es algo acerca de Edwin- replicó al cabo de unos minutos-. Está muerto en el barro.

    Los padres quedaron perplejos. No conocían a nadie que se llamase Timms o Edwin. Cuando despertó, Robert no se acordaba de nada referente al sueño.

    Tras haber mencionado el episodio al médico de la familia, éste recordó a una mujer que se llamaba Timms y que vivía a unos 30 km. de allí. cuando realizó averiguaciones, se enteró de que la mujer, en efecto tenía un hijo que se llamaba Edwin y que habían mandado a Francia. El día del sueño, Edwin había muerto en combate. Robert Baresfor, obviamente, había dado informaciones de la muerte de Edwin antes incluso de que su madre recibiera la notificación oficial.

    Hellen Watson de Ellerbuck, Inglaterra, también experimentó un sueño profético en tiempos de guerra, referente a su hijo, Teddy, que se hallaba entre los dados por desaparecidos en 1940, después de la batalla de Dunkerque. Muchos registros vitales quedaron destruidos durante la evacuación de Dunkerque y no quedó documentación oficial de donde habían enterrado a Teddy. Sin embargo, una noche, en 1956, Hellen soñó que se encontraba en un cementerio militar en Dunkerque en medio de hileras e hileras de cruces blancas sin inscripciones. Mientras se aproximaba a una de estas tumbas en particular, apareció su hijo, le sonrió y luego desapareció.

    A continuación, tras viajar hasta el cementerio de Dunkerque, Hellen Watson encontró la tumba que su hijo había indicado en el sueño. Se puso en contacto con medios oficiales y éstos se mostraron conformes en exhumar el ataúd. dentro, encontró el rosario, un relicario y una pitillera con monograma que pertenecieron al cabo Teddy Watson.

 

  • Durante la excavación en el patio trasero para construir una piscina, Sam y Judy Haney desenterraron dos cadáveres. Pero aquello fue sólo el principio de sus problemas. No pasó mucho tiempo antes de que el televisor reluciera incluso estando apagado; salían chispas de los relojes no conectados a la corriente, y los zapatos desaparecían y se encontraban más tarde encima de una de las tumbas del patio.Se descubrió que la casa de los Haney, así como otras más fruto del desarrollo suburbano, se habían edificado encima de un cementerio del siglo XIX. Estas perturbaciones habían afectado también a otros inquilinos: las tazas y los vasos se rompían mientras estaban de pie en los estantes, los electrodomésticos dejaban de funcionar sin causa aparente y las luces y los grifos del agua se encendían y se abrían de una manera misteriosa. También comenzó a verse una aparición, conocida como Betty, y algunos residentes se asustaron y comenzaron a marcharse.Alegando angustia mental y diabetes inducida por el estrés, los Haney pusieron un pleito de dos millones contra la inmobiliaria. El jurado recomendó llegar a un acuerdo por 142.000 dólares, pero el juez invalidó la decisión y no concedió nada a los Haney. No había existido negligencia por parte de la inmobiliaria, decretó el juez, pues no les había engañado de manera intencionada respecto a la presencia de las tumbas.

    A continuación, los Haney se mudaron y no existe mención de que recurriesen la sentencia.

 

  • En el verano de 1929 fue inaugurada una nueva carretera entre Bremen y Bremerhaven, Alemania. En el lapso de un año, más de cien automovilistas se habían accidentado en forma muy misteriosa en ella. Estos accidentes siempre sucedían en el kilómetro 239. Este era un tramo totalmente recto.Al ser interrogados por la policía, los sobrevivientes declaraban que al acercarse a ese lugar una rara sensación les había invadido y que una fuerza misteriosa se había posesionado de sus vehículos arrojándolos fuera de la carretera, sin poder impedirlo.El 7 de septiembre de 1930, en el curso del día, 9 automovilistas se habían estrellado en el sitio que señalaba el misterioso kilómetro 239.

    Este misterio tenía totalmente desconcertada a la policía. Un adivino de la localidad, Carl Wehrs, insinuó que la fuerza misteriosa podría tratarse de una poderosa corriente magnética generada por un río subterráneo. Con una varilla de acero se encaminó hacia el kilómetro 239 para probar su teoría. Al hallarse a unos cuantos metros de él, la varilla de acero repentinamente saltó de sus manos como si una fuerza invisible la hubiera arrojado hasta el otro extremo de la carretera, haciendo temblar al propio Wehrs.

    Éste, al comprobar lo acertado de su teoría, utilizó para solucionar el problema una idea creada por él. Consistía en enterrar una caja de cobre en cuyo interior colocó pedazos de cobre en forma de estrella, en la base de la señalización de piedra. Durante una semana la caja permaneció enterrada en ese lugar sin que en ese tiempo hubiera ocurrido un solo accidente. Al ser desenterrada esta caja, los primeros tres automóviles que cruzaron frente a la señalización se estrellaron.

    Debido a esto fue enterrada nuevamente la caja, desde entonces no ha vuelto a producirse ningún accidente en el kilómetro 239.

    Los campesinos del lugar culpaban a un demonio de los accidentes. Al ser exorcizado de la carretera, este demonio, se habría apoderado de sus radios, pues desde ese momento no se oyeron más que interferencias.

 

  • En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su novia y ella se suicidó. Para vengarla, su hermano lo siguió hasta su casa y le disparó en el jardín, y angustiado por haberlo matado se pegó un tiro. Pero la bala paso rozando la cara de Ziegland y fue a incrustarse en un árbol por lo qiue sobrevivió.Veinte años después en 1913, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y uso para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que se impacto en su cabeza y le produjo la muerte instantánea.

 

  • La nave Apoló se posó en la superficie de la Luna. Tras varios pequeños brincos pudo estabilizarse. Se abrió su rampa y por ella descendió el comandante Armstrong para pisar por primera vez el suelo de ese mundo desconocido. Estas palabras no pasarían de ser una escueta y muy sucinta crónica de la llegada del Hombre a nuestro satélite de no ser por un «insignificante» detalle: fueron escritas en 1954.La cosa no es baladí. Nadie sabe qué se le pasó por la cabeza al sombrío escritor Lester del Rey para presentara en su editorial un manuscrito donde, por gracia de la casualidad imposible, se narraban hechos que estaban aún por llegar. Hay quien dice que el comandante astronauta Neil Armstrong, al leer aquella «novelucha» de insignificante tirada, se encogió de hombros. Él había sido, efectivamente, el primer hombre en dar el célebre «gran paso para la Humanidad» sobre la llanura de la Luna, tras bajar por la escalerilla del Apolo. Lo hizo en julio de 1969. Lo que nadie comprendía es por qué alguien lo había escrito quince años antes.Ramón Felipe San Juan Mario Silvio Enrico Álvarez del Rey (1913-1993) era el nombre, o la ristra de nombres, del escritor que había tecleado el futuro. Tan escasos como eran sus lectores en la década de los cincuenta, pocos repararon en el detalle contenido en el interior de la primera edición de su novela Misión a la Luna. Lester del Rey, cumpliendo encargos para baratas colecciones de ciencia-ficción fue «profetizando» alguna que otra cosa durante su prolífica, aunque no muy exitosa carrera.

    Al final, y aunque la suerte le sonrió como editor, nunca quiso aclarar a sus seguidores el por qué de aquella casualidad. Hombre digno del género que cultivaba, se llevó el secreto a la tumba.

 

  • Joseph Mathäus Aigner fue un artista austríaco del siglo XIX. Sea por lo que fuere Aigner no estaba demasiado contento con la vida que le había tocado, de modo que a los 18 años intentó suicidarse colgándose, al parecer un extraño monje capuchino se lo impidió.A los 22 años lo intentó de nuevo y el mismo monje le volvió a salvar la vida.Cuando en 1848 estallaron una serie de revoluciones en Viena fue condenado a muerte por traición y de nuevo intentó quitarse la vida antes de que la justicia le hiciera el trabajo. El extraño monje (cuyo nombre e identidad Aigner nunca supo) volvió a impedir que cumpliera su cometido. La pena le fue conmutada y finalmente el pintor austríaco consiguió quitarse la vida en 1886 de un disparo en la cabeza.

    Tenía 68 años y el misterioso monje ofició su funeral.

 

  • Un ejemplo dramático y escalofriante es el protagonizado por el genial Edgar Alan Poe, maestro del mundo de terror y tinieblas.De vida marcada por el alcohol y el delirio, construyó una novela en la que una barcaza quedaba a la deriva con cuatro supervivientes del naufragio. Al verse sin salida, los Integrantes de aquel «bote hacia la muerte» deciden devorar al grumete, llamado Richard Parker -el más bajo en el escalafón de mando- para poder sobrevivir, Gracias a su carne, los «caníbales» logran resistir y llegar a buen puerto. El argumento de este capítulo de Las Aventuras de Gordon Pym, llamó la atención por lo macabro de una Imaginación desbordada. Sin embargo, 47 años después, ocurría algo frente a Cabo Verde que demostraba que Poe no se habla excedido un ápice en su Invención.La embarcación Mignonnete naufragó, quedando desahuciados cuatro hombres sobre un improvisado flotador en forma de tabla de madera. Tras varios días sin atisbar la costa, azuzados por el hambre, deciden comerse al más joven. Entre la prensa el hecho causa espanto; más aun cuando se descubre que la Infortunado víctima era el grumete. Un joven amable y rollizo que se llamaba Richard Parker.

 

  • Candelaria Villanueva viajaba en el Aloha cuando el barco se incendió y se hundió a 600 millas marinas al sur de Manila. Con un salvavidas alrededor del cuerpo, la mujer flotó en el mar más de doce horas antes de que apareciese debajo de ella una tortuga gigante. Unas 36 horas después, la tripulación de un buque de la Armada filipina la rescató, creyendo que la mujer se aferraba a un bidón de petróleo. No se percataron de que la tortuga la mantenía a flote hasta que subieron la mujer a bordo. Villanueva informó más tarde que una tortuga más pequeña había trepado hasta sus hombros y que, al parecer, la mordía cada vez que se hallaba a punto de quedarse dormida. creía que tal vez deseaba impedir que hundiese la cabeza en el agua y se ahogara.

 

  • La casa en cambridge, Inglaterra, no era ni extraña ni tétrica y no era bastante antigua para tener una historia de encantamientos. Pero en febrero de 1967, Derek Manning empezó a notar que los objetos se movían por allí de una manera misteriosa. la cosa empezó en un bock de plata para cerveza que Manning guardaba en un estante de madera. Una mañana y durante varias semanas consecutivas, el bock fue encontrado en el suelo, y los tres hijos de Manning negaron que fueran de algún modo responsables de aquello. Tras esparcir polvos de talco en el estante y sus alrededores, para tratar de pillar al culpable, Manning quedó asombrado al comprobar que, por la mañana, el polvo aparecía sin tocar, aunque el bock se encontraba como siempre en el suelo.Finalmente, Manning llamó a la Policía que le envió a la Sociedad de investigaciones Psíquicas de Cambridge. Allí le sugirieron que tal vez un poltegeist, fuese la probable causa de que los objetos se moviesen y que la actividad se centraba en torno de los niños, en particular Matthew, de once años. Y de hecho las perturbaciones cesaron cuando se mandó a los niños, durante una temporada, a que visitasen a unos parientes. En cuanto regresaron, no obstante, también lo hizo el poltegeist, y en esta ocasión, experimentaron desplazamientos incluso los muebles más pesados. La actividad continuó hasta que Matthew se fue al internado.El fenómeno alcanzó su ápice cuando Matthew estuvo en su casa durante las vacaciones de las Navidades en 1970. El mismo Matthew, a veces, escuchaba ruido de arañazos detrás de la pared de su dormitorio y pisadas frente a su ventana. En una noche particularmente alucinante, los arañazos parecieron provenir e la dirección del armario de su cuarto y, cuando encendió la luz se percató de que el armario se había desplazado por lo menos 20cm desde la pared y en dirección hacia él. Rápidamente apagó la luz, y casi de manera simultánea, la cama comenzó a oscilar con violencia. Demasiado aterrado para moverse, el muchacho, simplemente, aguardó lo que le pudiera suceder a continuación. Sin embargo, cuando sintió que se alzaba la parte inferior de su cama, Matthew salió corriendo de la habitación y pasó el resto de la noche en el cuarto de sus padres. Durante lo que quedaba de noche no se produjeron más incidentes, pero por la mañana la familia se encontró con la casa hecha un revoltijo.

    Y por si no fuera suficiente el que los muebles estuviesen volcados, todos los adornos comenzaron a volar por allí. Llegó un momento en el que los miembros de la familia pedían que algo se moviese y el poltergeist efectuaba la tarea solicitada. También había charcos por el suelo de toda la casa y por las paredes aparecieron fantasmales mensajes garrapateados con una escritura infantil. Una de las inscripciones decía: «Ten cuidado, Matthew.» Tras esto Matthew regresó enseguida al internado, pero evidentemente, el poltegeist le siguió, sembrando la misma clase de estragos que en el hogar de los Manning.

    Por último, Matthew intentó encauzar las energías del espíritu hacia la escritura y los dibujos espontáneos, juzgando que tal vez el cinco por ciento de os resultados procedían en realidad de algunas entidades y no de su propia mente. En cualquier caso, las perturbaciones acabaron por cesar, y Matthew siguió con sus experimentos paranormales y desarrolló por sí mismo unos considerables talentos psíquicos.


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Un comentario

29 10 2008
AvA

Curiosas historias, alguna ya la había oído. Como poco, entretenidas.

Muy buen blog, me gusta.

Saludos!

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